Hoy en día, estamos acostumbrados a la velocidad. Todo es muy rápido: el automóvil, el ascensor, el Internet, las transacciones bancarias, la comida. Apenas tenemos tiempo para cultivar la convivencia con nuestra familia, nuestros hermanos y nuestros amigos.
¡Esa ayuda no puede esperar; el e-mail tiene que ser enviado en cinco minutos; si al final del día la tarea no se ha completado, será un desastre!
Queremos que el resultado de nuestras acciones sea instantáneo. Tenemos prisa. No podemos esperar ni un solo minuto.
En verdad, las comodidades de la vida moderna y todos los avances tecnológicos que vemos pasar delante de nuestros ojos juegan un papel fundamental en nuestra ansiedad.
En verdad, las comodidades de la vida moderna y todos los avances tecnológicos que vemos pasar delante de nuestros ojos juegan un papel fundamental en nuestra ansiedad.
El inmediatismo es un mal que nos persigue desde siempre y es una piedra garantizada en nuestro camino hacia la cruz.
¡Cuántos israelitas no murieron frustrados y sin creer que ya habían entrado en la Tierra Prometida! ¡Cuántos de ellos no maldijeron a Dios, diciéndole que la promesa que les había hecho nunca se concretaría! ¡Y cuántos cristianos en el principio de la Iglesia de Jesús no perdieron la fe esperando el regreso del Señor, pensando que eso iba a ocurrir pronto!
Por eso, debemos vigilar para no dejarnos llevar por el inmediatismo, para no ser personas egoístas e impacientes.
Necesitamos estar atentos para no encontrarnos como aquellos que no supieron esperar
Tu hermano,
Wellington Jardín (Eto)
Co-fundador de la Comunidad Canção Nova y administrador FJP II
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