¡Buen día, Espíritu Santo!
Como huye la oscuridad de la luz,
¡Así también mis tormentos y oscuridades huyan ante Tu Gracia!
Reconozco mi hechura,
sé bien cómo son mis entretejidos,
por eso clamo desde temprano:
¡no desistas nunca de mí!
Tú que eres mi fortaleza,
¡Tú que eres la Fuerza de los débiles!
Ven con Poder!
¡Ven, Brisa Suave que renueva y lléname de Ti!
¡Ven, Viento Impetuoso que limpia y lléname de Ti!
Levanta Tu Voz y habla:
¿qué podemos hacer juntos hoy?
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