Con Jesús por la mañana.
Ignacio de Loyola en una oportunidad preguntó a aquel joven Navarro. «Javier, ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma?» (Mt 16, 26). Y agregó: «Piénsalo bien, pues el mundo es un maestro que promete pero que no cumple su palabra. Y aunque cumpliera sus promesas contigo, nunca podrá contentar tu corazón. Y aun suponiendo que lo contente, ¿cuánto tiempo durará tu felicidad? En cualquier caso, ¿podrá durar más que tu vida? Y en la muerte, ¿qué te llevarás a la eternidad? ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma?». Ofrece tu día por las intenciones del mes. ¿Quién soy? ¿Hacia dónde voy? Deja de encarnar vidas, proyectos y sueños ajenos para asumir hoy tu propia vida.
Con Jesús durante el día.
«Y de camino proclamen que el reino de los cielos está cerca. Sanen enfermos, resuciten a los muertos, limpien a los leprosos, expulsen a los demonios. Gratuitamente han recibido, gratuitamente deben dar» (Mt 10, 7-8). ¿Tienes tiempo para los demás? ¿Para ti? Que tu vida sea signo de esperanza y de amor para los demás. Repite al ritmo de la respiración «Señor, quiero dar gratuitamente lo que he recibido…» mientras continúas poniendo en práctica el propósito del día.
Con Jesús por la noche.
Agradece y entrega el día. Busca un lugar tranquilo, respira hondo y hazte consiente que estás en presencia de Jesús. Da gracias por el día vivido. ¿Cómo te sientes en este momento? ¿Qué hecho quedó resonando en ti? Tómate un momento. ¿Qué quieres entregar a Jesús?
fuente el Evangelio en casa
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