La vida en El Arca me ha puesto de manifiesto que muchas personas pobres en inteligencia tienen un corazón humilde y amoroso, abierto al mensaje de Jesús, mientras que otras, dotadas de inteligencia y de sabiduría, son intolerantes, están llenas de sí mismas y de prejuicios con respecto a las personas "diferentes".Esto afirma San Pablo en virtud seguramente de su propia experiencia en la creación de comunidades: Dios ha escogido más bien lo necio del mundo, para confundir a los sabios. Y ha escogido lo débil del mundo, para confundir lo fuerte (1 Cor 1,27).
Jean Vanier, Amar hasta el extremo, P 85
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