Las fronteras que separan a las personas pueden caer si abrimos nuestros corazones a este Dios vulnerable. Jesús nos envió el Espíritu para cambiar nuestros corazones de piedra en corazones de carne. El mensaje es la transformación. Abrirnos a los otros. Entonces la gran pregunta siempre será:
"¿Queremos el cambio? ¿Queremos abrir nuestros corazones a los diferente?"
Jean Vanier, Al encuentro del otro, P 123
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