domingo, 20 de mayo de 2018

Nuestros cuerpos físicos expresan realidades espirituales

18 de mayo de 2018.
«Existen algunas diferencias fundamentales entre el hinduismo y el cristianismo. Vamos a centrarnos en los grandes. Las diferencias más básicas son el politeísmo (muchos dioses) contra el monoteísmo (un solo Dios); y la aniquilación del yo para la búsqueda de la ‘unidad con la creación’ contrapuesta a un Dios que se aniquiló a sí mismo para entregarse plenamente a sus criaturas. Practicar yoga, siendo católico, no es tratar de integrar una hermosa tradición cultural o forma de arte en el culto, sino que significa la adoración de otros dioses. Y existe un solo Dios. Él es el Dios de Isaac y Abraham y su Hijo unigénito es Jesucristo. Practicar otra forma de adoración es romper el Primer Mandamiento»
La bloguera católica Jenny Uebbing explica que no es posible practicar el yoga fuera de la espiritualidad hinduísta, porque esta disciplina contiene “peligros potenciales” “inherentes”.
“El P. Michael me preguntó si realmente creía que mis intenciones podían despojar el significado inherente de una cosa. Hizo la analogía de ir a la Misa como un no creyente, imitando las posturas de genuflexión o haciendo el signo de la cruz ‘¿Cambiaría lo que estaba sucediendo en el altar? ¿No existe allí alguna realidad espiritual, sea o no reconocida por el no creyente?’”, cuestionó Uebbing en su blog Mama needs coffee de CNA, agencia en inglés del Grupo ACI .
En ese sentido, este sacerdote dedicado al ministerio de liberación, le indicó que “no se puede alterar el significado intrínseco de algo simplemente por querer que sea diferente” y le recordó que “no había tal cosa como yoga no espiritual”.

“Nuestros cuerpos físicos expresan realidades espirituales, algo que está en el corazón del mensaje de la Teología del Cuerpo de San Juan Pablo II”, acotó el presbítero.
El yoga perjudica la espiritualidad
En su blog, la escritora decidió denunciar lo perjudicial que puede llegar a ser el yoga luego de vivir una experiencia que marcó su vida y la llevó a acercarse al P. Michael.
Uebbing aseguró que es necesario hacer una advertencia a personas que, como ella, “nunca tuvieron la intención de adorar a dioses falsos o poner nada en sus corazones aparte de Jesús, y todavía hoy siguen siendo perjudicados por eso”.
Luego de haber practicado yoga por varios años “de una forma casual y sin adentrarse en la espiritualidad oriental”, la autora reveló que un día, cuando estudiaba en la Universidad de Colorado, participó de una clase de yoga en la que presenció “un elemento malévolo”.
“Cuando el instructor hacía poses y recitaba meditaciones, estaba adorando alguna cosa. Y no era Dios”, dice Uebbing, a pesar de que en ese tiempo no era católica practicante.
Años después, durante una sesión de liberación presidida por el P. Michael, este le dijo que observaba en ella “un espíritu afligido con algún tipo de afiliación con la espiritualidad oriental, algún tipo de maldición asociada con el yoga”.
“Y así, en el nombre de Jesús, lo hicimos. Renunciamos a cualquier apego y rompimos cualquier maldición que rodeaba ese encuentro, y hubo una ligereza inmediata y perceptiva en la atmósfera de la iglesia donde estábamos orando. Incluso mi marido, sentado a mi lado, y los miembros del equipo de oración sentados en sillas a cada lado de nosotros, podía percibirlo. El padre me sonrió y asintió con la cabeza, ‘eso era algo grande’”, contó Uebbing.
Al salir del lugar, el sacerdote le explicó que “cuando hay peligros espirituales presentes, siempre existe el riesgo de verse afectado por algún tipo de apertura. El enemigo rondando como un león rugiente”.
Yoga e hinduismo
Uebbing explicó que, históricamente, el yoga se considera una disciplina espiritual hinduista, sobre todo, porque esta religión “popularizó la práctica y la considera suya, siendo expresión de culto de varias deidades”.
“Hay algunas diferencias fundamentales entre el hinduismo y el cristianismo. Vamos a centrarnos en los grandes. Las diferencias más básicas son el politeísmo (muchos dioses) contra el monoteísmo (un solo Dios); y la aniquilación del yo para la búsqueda de la ‘unidad con la creación’ contrapuesta a un Dios que se aniquiló a sí mismo para entregarse plenamente a sus criaturas”.
La bloguera indicó que “practicar yoga, siendo católico, no es tratar de integrar una hermosa tradición cultural o forma de arte en el culto, sino que significa la adoración de otros dioses. Y existe un solo Dios”.
“Él es el Dios de Isaac y Abraham y su Hijo unigénito es Jesucristo. Practicar otra forma de adoración es romper el Primer Mandamiento”, agregó.
La postura de la Iglesia
Uebbing detalló que la Iglesia Católica considera al yoga como parte de la espiritualidad de la Nueva Era o New Age.
Asimismo, recomendó un documento del Pontificio Consejo para la Cultura y el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso: “Jesucristo portador del agua de la vida”, el cual llegó a estar bajo el “reloj” del entonces Cardenal Ratzinger, ahora Papa emérito Benedicto XVI.
En el documento, en la sección 2.1, se indica que “entre las tradiciones que confluyen en la Nueva Era pueden contarse: las antiguas prácticas ocultas de Egipto, la cábala, el gnosticismo cristiano primitivo, el sufismo, las tradiciones de los druidas, el cristianismo celta, la alquimia medieval, el hermetismo renacentista, el budismo zen, el yoga, etc.”.
Y nuevamente en la sección 2.134, detalla que “el yoga, el zen, la meditación trascendental y los ejercicios tántricos conducen a una experiencia de plenitud del yo o iluminación”.
Finalmente, Uebbing afirmó haber leído varios comentarios (algunos más confiables que otros) atribuidos al fallecido ex exorcista de la diócesis de Roma, P. Gabriele Amorth, donde él es explícito en la identificación del yoga con la actividad demoníaca.
“He leído el citado documento del Vaticano y he descubierto un puñado de otras fuentes, incluyendo este documento del Vaticano 1989:  Carta a los Obispos sobre algunos aspectos de la Meditación Cristiana, que menciona el yoga en una nota final”, concluyó.

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