Descansar es un arte y debe volverse un hábito, que de respiro al ritmo frenético de nuestra vida.
Jesús enseñaba esa lección a Sus discípulos cuando los invitaba a subir al monte para rezar y mirar la planicie y reposar, cuando invitaba a ir de pesca o solo para atravesar el mar lentamente, mirando las márgenes y descansar.
No todo estaba hecho de misión, era necesario también descansar, alimentarse sin prisa.
Eso es un arte, que la gente aprende muchas veces al precio de algún stress.
Jesús nos enseña que para vivir la fe, la esperanza y el amor, no es necesario estresarse.
La gente vive la fe, también, cuando se da el derecho de descansar.
p. Joaozinho
Mc 6, 30-34
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