Cree en el poder de la semilla; después de sembrar duerme tranquilo y espera el milagro del brote. No depende de ti hacer germinar una semilla, tu obligación es apenas preparar la tierra, después colocar la semilla y cuidar con agua, con abono. Pero germinar depende de un misterioso milagro que sucede allá adentro de la semilla. Lo mismo sucede con los hijos, sucede con los alumnos, con los amigos. No depende de nosotros educar, apenas crear las circunstancias externas para que surja el milagro que existe dentro de cada uno.
p. Joaozinho scj
Cfr. Mc 4, 26-34
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