Haz un alto en el camino de hoy. Detente a dejar que Dios te mire.
¿Cómo has vivido esta mañana? ¿Cómo va tu día?
“Señor no dejes que me ganen los enojos y las impaciencias. Ayúdame a hacer la experiencia de la espera, de la calma y humildad. Deseo un corazón como el tuyo sencillo y manso”. Tolera con paciencia los desacuerdos y dialoga con tus hermanos.
“El diálogo es expresión de caridad, porque, aun no ignorando las diferencias, puede ayudar a buscar y compartir el bien común” (Papa Francisco).
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