Mira el día. Agradece los momentos que te han dado paz y alegría.
Recuérdalos y vuelve a disfrutarlos.
Pide a Dios que te muestre qué desafíos enfrentaste hoy.
¿Cómo respondiste a ellos? ¿Actuaste con libertad, sintiendo amor, esperanza y confianza por lo que vivías? ¿Sentiste inquietud?
Aprendiendo de lo vivido hoy, pide para mañana la gracia que necesitará tu día para actuar con libertad interior.
Ave María...
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