La vida en el Espíritu es vida de oración. Es lo que Nuestra Señora nos dice, insistiendo en nuestros oídos como madre. Comenzó hace mucho tiempo en La Salette, en Lourdes, en Fátima, y ahora, en sus apariciones en Medjugorje. Es La Madre insistiéndonos que oremos. La situación del mundo y de la Iglesia exige mucha oración.
El gran derramamiento del Espíritu Santo, el gran soplo del Espíritu Santo en la Iglesia y en el mundo, sólo puede germinar, florecer y dar frutos, si hay calor, es decir, el calor de la oración. Dí a tí mismo:
Cuanto más rezo, mejor: nunca será demasiado. Necesito hacer de mi vida una oración. Necesito momentos profundos de oración, para que toda mi vida se convierta en oración. Es mi necesidad.
Tu hermano,
Monseñor Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
Adaptación del original en portugués
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