Acoge el nuevo día y hazlo oración. Tu vida cotidiana es el altar de tus entregas al Señor donde puedes hacer oración la vida y vida la oración, para que Él transforme tu vida.
“Señor haz que mi vida sea una alabanza, una acción de gracias y una súplica constantes para que Tú cambies mi corazón de piedra en uno de carne”. “El rey se llenó de tristeza, pero no quiso desairarla a causa del juramento y de los comensales” (Mc 6, 14-29).
Que tus actitudes con tus hermanos reflejen el estilo compasivo y misericordioso de Jesús.
Padrenuestro...
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