lunes, 5 de agosto de 2019

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Mateo 14,22-36


Evangelio según San Mateo 14,22-36
Después que se sació la multitud, Jesús obligó a los discípulos que subieran a la barca y pasaran antes que él a la otra orilla, mientras él despedía a la multitud.
Después, subió a la montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí, solo.
La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas, porque tenían viento en contra.
A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar.
Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. "Es un fantasma", dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar.
Pero Jesús les dijo: "Tranquilícense, soy yo; no teman".
Entonces Pedro le respondió: "Señor, si eres tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua".
"Ven", le dijo Jesús. Y Pedro, bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a él.
Pero, al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: "Señor, sálvame".
En seguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: "Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?".
En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó.
Los que estaban en ella se postraron ante él, diciendo: "Verdaderamente, tú eres el Hijo de Dios".
Al llegar a la otra orilla, fueron a Genesaret.
Cuando la gente del lugar lo reconoció, difundió la noticia por los alrededores, y le llevaban a todos los enfermos,
rogándole que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y todos los que lo tocaron quedaron curados.

RESONAR DE LA PALABRA

Queridos amigos:

Cuántas veces se cumple en nosotros aquello de que "no tenemos lo que deseamos pero no nos falta lo que necesitamos". Hoy la Plabra nos invita a meditar esto.

Por un lado el pueblo de Israel en el desierto se queja porque desea comer carne y para justificar ese deseo recuerda su esclavitud en Egipto donde tenían los pescados, los ojos y la cebollas de Egipto, junto ocon la opresión y la injusticia; cuando tiene lo que necesita para vivir con dignidad y seguir su camino hacia la tierra prometida: la libertad y el maná.

Por otro lado el Evangelio nos presenta a Jesús tratando de apartarse en un lugar solitario para orar; pero al ver la necesidad de la gente que le sigue y lleno de compasión hacia el pueblo necesitado de salud (enfermos) y de pan (hambrientos), asume esa necesidad urgente y responde a ella con el milagro.

Este pasaje nos invita a reflexionar sobre lo que de verdad necesitan los que nos rodean, nuestros hermanos. Hay que remediar las necesidades. La caridad carece de tiempo, lugar y otras condiciones. Ella sóla se impone. El evangelio nos propone un serio problema social: 5 panes para 5000 personas... Cristo hizo el milagro. Hagamos nosotros, por nuestra parte, el milagro de la caridad para tantos hombres y mujeres: pan, instrucción, evangelización, ministerio de la consolación, enseñar a leer, enseñar a vivir...

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

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