Quiero comenzar esta prédica diciéndote que la voluntad de Dios en nuestra vida es igual a la felicidad. Hoy vamos a meditar el corazón del capítulo 10 del Evangelio de San Marcos. El pasaje del ciego Bartimeo. Por ser ciego, también era mendigo y dependía de los otros para todo. Al saber que Jesús iba a pasar por ahí, únicamente podría gritar: “Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí”. Dos tipos de grupos estaban ahí: el primero le decía que se calle, pero el segundo le decía: ‘Coraje, levántate, Él te llama’.
Hoy Jesús te hace una pregunta: ¿Qué quieres que haga por ti?
Para que seamos sanados, necesitamos confiar que Jesús lo va a hacer. Bartimeo no tenía nombre, ya que ‘Bar’ quiere decir Hijo. Él solo era el Hijo de Timeo.
Ahora te invito a que leas Juan 5, 1-9.
‘Después de esto, hubo una fiesta de los judios, y Jesús subió a Jersualén. Hay en Jerusalén, junto a la puerta de las Ovejas, una piscina que se llama en hebreo Betesda, que tiene cinco pórticos. En ellos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos, paralíticos, esperando la agitación del agua.Porque el Angel del Señor bajaba de tiempo en tiempo a la piscina y agitaba el agua; y el primero que se metía después de la agitación del agua, quedaba curado de cualquier mal que tuviera. Había allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo. Jesús, viéndole tendido y sabiendo que llevaba ya mucho tiempo, le dice: «¿Quieres curarte?».Le respondió el enfermo: «Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se agita el agua; y mientras yo voy, otro baja antes que yo.» Jesús le dice: «Levántate, toma tu camilla y anda.» Y al instante el hombre quedó curado, tomó su camilla y se puso a andar”
Es importante destacar que ese hombre no es nombrado. Esto es para que tu y yo, nos encontremos en esa historia. Ese hombre eres tu, ese hombre soy yo.
Ese hombre esperaba solamente la vía humana (pues necesitaba del auxilio de alguien para ser colocado en la piscina). Pero la principal vía no es esa, sino la vía Divina. Jesús preguntó también a ese hombre: ¿Quieres curarte? La misma pregunta que le hizo al ciego Bartimeo. Y ¿Por qué Jesús hace esta pregunta?
Jesús quiere provocarnos, que salgamos del comodismo y nos coloquemos de forma activa: Yo quiero ser curado.
Astromar Miranda
Membro do Movimento Mariana Braga e pregador
Predica del Campamento PHN 2017
fuente Portal Canción Nueva
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