martes, 31 de octubre de 2017

Edificar el castillo “exterior”



En esta época de la globalización, en esta hora de la Iglesia-comunión, ¿no ha llegado tal vez el momento –como alguien ha apuntado- de descubrir, iluminar, edificar, además del castillo “interior”, el castillo “exterior”?


Es decir, la presencia de Dios no sólo en nosotros, sino también entre nosotros. Es el castillo de dos o más unidos en el nombre del Señor, castillo que no hay que destruir nunca, sino que hay que recomponer continuamente y conservar en toda relación hasta el esplendor de la unidad.

Sueño la Iglesia del tercer milenio como Casa que custodia la presencia del Dios vivo, como Ciudad santa que baja de lo alto; no como un conjunto de piedras esparcidas, sino como construcción articulada y armoniosa, que se hace compacta por la comunión vivida. Sueño esa Ciudad, que guarda en su centro el Cordero como fuente de luz para toda la humanidad.

¡Espera en Dios!, Breves reflexiones del Cardenal Van Thuan, Ciudad Nueva, Buenos Aires, 2009, p. 96.

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