martes, 24 de octubre de 2017

“¿Para qué orar?”

“¿Para qué orar?”, te preguntas de nuevo, rebosante de una inmensa autosuficiencia y satisfacción para contigo mismo. Lo tienes todo y no sabes qué más pedir...


Por la noche, extenuado por el esfuerzo de un día entero, no tengo ya ganas de ponerme a orar. Entonces, ¿para qué hacerlo?

—¿Pero cómo es posible que no tengas deseos de comunicarte con tu Señor, aunque te parezca que estás muycansado? ¿O es que piensas que sólo las diversiones pueden revigorizar a la gente? ¡No, estas sólo te agotan más, mientras que la oración atrae la Gracia de Dios, que hace descansar al cuerpo y al alma!

Entonces, si no oras es porque estás molesto con Dios o porque crees que no le necesitas.

“¿Para qué orar?”, te preguntas de nuevo, rebosante de una inmensa autosuficiencia y satisfacción para contigo mismo. Lo tienes todo y no sabes qué más pedir...

No vaciles en acudir a Él, cada noche, por muy cansado que te sientas. Ora de rodillas o sentado. Y, cuando puedas, hazlo de pie. La postura realmente no es relevante al orar: es suficiente con que te concentres en la oración.

Agradécele al Señor por el día que está por terminar, aunque haya sido uno difícil. ¡Pídele que te ororgue un buen descanso y el perdón de tus faltas, con profundo arrepentimiento!

(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Călăuzire către viața duhovnicească, Editura Egumenița, p. 54)
Fuente Doxologia

No hay comentarios:

Publicar un comentario