La alegría de amar
Con Jesús por la mañana.
“Podemos curar con medicinas las enfermedades físicas, pero el único remedio para la soledad, la desesperación y la desesperanza es el amor. Son muchos en el mundo los que mueren por un pedazo de pan, pero hay muchos que mueren por un poco de amor” (Teresa de Calcuta). Dar con alegría, sin esperar nada a cambio. Busca a un hermano que viva en soledad, que sufra enfermedad y no pueda ganar el pan y acércate a él llevándole tu ayuda material y tu cariño. Ofrece este gesto por la intención del Papa para este mes.
Con Jesús por la tarde.
“Les decía: ¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué lo compararé? Se parece a una semilla de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; crece, se hace un arbusto y las aves anidan en sus ramas” (Lc. 13, 18-19). El Reino de Dios crece como la semilla, en el silencio y en la oscuridad del entierro. ¿Cómo crece Dios en tu vida? Agradece al Señor su presencia en tu vida y las buenas inspiraciones que te ha regalado en el peregrinar de este mes que hoy finaliza.
Con Jesús por la noche.
Detente. Tómate un momento y sé consciente de lo que has vivido hoy. ¿Qué te llena de alegría? ¿Qué te hace perder la paz? ¿Dónde tienes puesto tu corazón? No se puede sentir plenitud interior si no sabemos hacia dónde va nuestra vida.
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