¡Buen día, Espíritu Santo!
me gusta pensar que cuando cuidas de mi en mi descanso,
me cuidas con esperanza,
me cuidas confiando…
Esperas y confías que mis pisadas estén siempre en Ti,
Que no me apartaré del Bien;
Que mis ojos contemplarán siempre los Bueno y lo Bello
Y mi querer y mi obrar tenderán al Sumo Bien.
Por eso al despertar te pido:
¡Dame en éste día la gracia de cultivar aquello que sembraste en la noche!
Enséñame a cultivar esperanza donde sólo germinan decepciones,
Otórgame la gracia de ser sembrador de alegría allí donde reina la tristeza.
Dame sabiduría para cultivar en la profundidad de mi ser
paciencia, perdón, amabilidad y consuelo.
Enséñame el arte de contemplar, asumir y multiplicar
lo bueno, lo bello, lo justo y lo verdadero.
¡Amén!
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