Que san José dé a los jóvenes “la capacidad de soñar, de arriesgar y asumir deberes difíciles que han visto en sus sueños”. Lo pidió el Papa Francisco en la misa matutina celebrada en este lunes en la Casa Santa Marta del Vaticano. La solemnidad de san José, custodio de las debilidades y del “sueño de Dios”, se ha cambiado al día de hoy porque el 19 de marzo coincidía con un domingo de Cuaresma.
San José obedece al ángel que se le aparece en un sueño y toma consigo a María, embarazada por obra del Espíritu Santo, como narra el Evangelio de Mateo. Un hombre silencioso, obediente, que lleva a sus espaldas promesas de “descendencia, de paternidad, de filiación, de estabilidad”: este deber gravoso que hoy tiene mucho que decirnos a nosotros, en este tiempo de un fuerte sentimiento de orfandad.
Y este hombre “toma la promesa de Dios y la lleva adelante con fortaleza, en silencio, constató Francisco. La cumple porque es lo que Dios quiere”.
San José es un hombre que “nos puede decir muchas cosas, pero que no habla”, “el hombre escondido”, el hombre del silencio, “que tiene la más grande autoridad en ese momento pero no la muestra”.
El Papa destacó que las cosas que Dios confía al corazón de José son “cosas débiles”, “promesas”, y una promesa es débil. Después también con el nacimiento del niño, la fuga a Egipto: situaciones de debilidad. José toma en el corazón todas las debilidades con mucha ternura. Con la misma ternura con la que se toma un niño en brazos.
“Es el hombre que no habla pero que obedece, el hombre de la ternura, el hombre capaz de llevar adelante las promesas para que se hagan firmes, seguras. El hombre que garantiza la estabilidad del Reino de Dios, la paternidad de Dios, nuestra filiación como Hijos de Dios. Me gusta imaginar a José como el custodio de las debilidades, de nuestras debilidades también. Es capaz de hacer nacer cosas bellas de nuestras debilidades, incluso de nuestros pecados”.José es guardián de las debilidades para que se hagan firmes en la fe. Pero este deber lo recibió en un sueño: es “un hombre capaz de soñar”, destacó Francisco. Por tanto, es también guardián “del sueño de Dios”. Del “sueño de Dios de salvarnos a todos”, de la redención.
“¡Qué grande este carpintero!”,exclamó el Papa. “Silencioso, trabaja, custodia, lleva adelante las debilidades y es capaz de soñar. Una figura, por tanto, que tiene un mensaje para todos nosotros”.
“Hoy quiero pedir, que nos dé a todos la capacidad de soñar, porque cuando soñamos las cosas grandes, las cosas bellas, nos acercamos al sueño de Dios, a las cosas que Dios sueña para nosotros. Que a los jóvenes dé, porque él era joven, la capacidad de soñar, de arriesgar y asumir tareas difíciles que han visto en los sueños. Y nos dé a todos nosotros la fidelidad que generalmente crece en la actitud del justo. Él era justo, crece en el silencio, con pocas palabras, y crece en la ternura que es capaz de custodiar las propias debilidades y las de los otros”.Han participado en la celebración eucarística algunos familiares de las 13 víctimas que murieron hace un año en accidente de tráfico en Tarragona (España). El 21 de marzo de 2013, las jóvenes estudiantes de Erasmus en la Universidad de Barcelona murieron en España cuando el autobús en el que viajaban chocó con otro vehículo. La mayoría de las víctimas dormía en el momento del accidente. El Santo Padre ha querido consolar a las familias un año después y tras la celebración las saludó personalmente una a una.
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