Déjate humillar y te harás humilde
El Papa dedica bastante espacio a la necesidad de ser humilde, algo que se logra viviendo humillaciones, afirma. "La humildad solamente puede arraigarse en el corazón a través de las humillaciones. Sin ellas no hay humildad ni santidad. Si tú no eres capaz de soportar y ofrecer algunas humillaciones no eres humilde y no estás en el camino de la santidad", dice tajante. "No digo que la humillación sea algo agradable, porque eso sería masoquismo, sino que se trata de un camino para imitar a Jesús y crecer en la unión con él. Esto no se entiende naturalmente y el mundo se burla de semejante propuesta. Es una gracia que necesitamos suplicar".
También anima a gozar del bien de los demás, especialmente deseando y procurando el bien de los que nos caen peor, alegrándonos de que reciban bienes, según enseñaba San Juan de la Cruz.
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