jueves, 12 de octubre de 2017

¡Témele a la desesperanza!

Sé paciente, y sé paciente en todo: en las aflicciones, en lo duro de tu trabajo, en las reprimendas que recibas y ante los insultos; pero, ante todo, témele a la desesperanza. Es el pecado más grave.










Sé paciente, y sé paciente en todo: en las aflicciones, en lo duro de tu trabajo, en las reprimendas que recibas y ante los insultos; pero, ante todo, témele a la desesperanza. Es el pecado más grave.

Hay dos caminos: uno es el de la autodifamación y la humildad. El segundo, el de la autojustificación y la desesperanza. El primero es el verdadero camino de la compunción espiritual y del arrepentimiento, mismo que lleva a la salvación y a la humildad misma. El segundo es el del orgullo, el de la autoexculpación. Entonces nadie nos puede ayudar, ni nuestras oraciones, ni los ángeles del Cielo, sino solamente la misericordia del Señor; y si no existiera el Señor, nos perderíamos completamente.

No importa cuál sea la tentación o la prueba que enfrentemos, que debemos levantarnos, mantener la esperanza y volver a empezar. Esa lucha invisible es necesaria y beneficiosa. Las coronas se otorgan solamente a quienes combaten con valentía. Luchemos, pues, llenos de verdadera contrición y esperanza.

Hay que armarnos y combatir, que lo demás se nos dará por añadidura.

Una vez, un monje cayó en el pecado del desenfreno. Lleno de arrepentimiento, lloró amargamente su falta, con todo el corazón. Pero tuvo que enfrentar esta tentación otras cuantas ocasiones. Mas cada vez se llenó de una fuerte contrición, luchando y luchando, hasta que alcanzó el perdón y se apartó de su pecado para siempre. Tiempo después, su confesor habría de contar cómo tuvo una revelación en la que se le mostraban las coronas que aquel monje había ganado en su lucha. Y es que nunca se dejó vencer por la desesperanza.

Cuidemos la paz de nuestro corazón.

Dejemos todo en manos del Señor: abandonémonos en Él. Él lo es todo y todo proviene de El.

Hieromonje Miguel II de Valaam († 1962)
(Traducido de: Cum să biruim deprimarea, 153 de sfaturi practice din învăţătura Sfinţilor Părinţi, Editura Sophia, Bucureşti, 2003, pp. 98-99)

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