En el libro de Ezequiel, capítulo 37, el profeta nos habla sobre "huesos resecos". El explica de quién son esos huesos, como podemos leerlo en el versículo 11: "Hijo de hombre estos huesos son toda la casa de Israel". El Señor quiere decirnos que esos huesos son toda nuestra casa , nuestra familia.
Puede ser que esos huesos resecos sean tu vida. Si te sientes así, acoge esa palabra. No sé por qué has llegado a ese punto. Tal vez, mirando tu vida, tu casa, los tuyos, ya hallas desistido, te encuentres desanimado o hasta llegues a decir que todo está acabado, sin posibilidad alguna de encontrar soluciones.
Puede ser que las personas se hallan ido de tu casa o estén en ésa situación narrada por el profeta.
Tal vez seas la única persona que todavía cree en la presencia del Señor en tu casa. El se alegra por eso y te dice: ¡No te desanimes!
Cuando la esperanza se acaba, todo es un desastre, porque ella nos sustenta. La esperanza es para nosotros como un esqueleto es para el cuerpo, o sea, está íntimamente ligada con la fe. Si nos falta esperanza, nuestra fe decaerá; así como nuestra carne se caería si nos faltasen los huesos. El Señor quiere re-encender en nosotros Su Espíritu para hacernos revivir.
Puede ser que te preguntes: "¿Por que esto está sucediendo?" Porque existe otro factor, la libertad de la persona humana. Por ejemplo: tenemos la posibilidad de ver todo lo que está a nuestro alrededor, pero, si decidimos cerrar los ojos, no veremos nada. Así actuamos muchas veces, sea por un acto de la voluntad o de obstinación, insistimos en cerrar los ojos y hasta el corazón.
Tu hermano,
Mons. Jonas Abib
Fundador Comunidad Canção Nova
fuente: Mensaje del día www.cancaonova.com
Adaptación del original en portugues.
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