Muchas personas tiene el corazón bloqueado y no consiguen estar abiertos al amor de Dios y la acción del Espíritu Santo. Este bloqueo es causado, muchas veces, por rebeliones que quedaran almacenados en el corazón de ellas.
Nuestro grande error es pensar, en nuestro sentido de justicia, que es justo rebelarse contra las personas y las situaciones. ¡Este es un grande error! ¿Pero de donde viene esta indignación? ¡Ella viene del diablo! Él se rebeló contra Dios y consigo mismo, porque, por orgullo, perdió todo. Él es el rebelde contra todo y contra todos, y su objetivo y nos transmitir este mismo “virus”.
Además de comprendernos la verdad, también es necesario renunciar al mal. Dile al Señor, ahora, de corazón:
“La revuelta, la rebelión que esta en mi corazón, no es mía, por eso yo la rechazo, la renuncio. No quiero más saber de ella. Ella no vino de Dios, pero del demonio. ¡Yo renuncio, ahora, toda la revuelta! No quiero más, no voy más dar lugar a este sentimiento. Perdóname, Señor, yo no sabia lo que estaba haciendo. Limpia, Señor, mi corazón”
Tu hermano,
Monseñor Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
Monseñor Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
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