domingo, 23 de agosto de 2015

¡Buen día, Espíritu Santo!

¡Buen día, Espíritu Santo!
Confiado y abandonado a tu Presencia,
sabiéndome acompañado y protegido,
amado y redimido,
sólo pido al empezar el día
que nada me robe las ganas y el deseo,
la intención y la acción concreta
que hace de mi vida
una ofrenda agradable para Vos.
Visítame con Tu Gracia y borra la
herencia de la rebeldía,
aquella que desdibuja Tu Rostro;
que crea dificultades,
que me hace contradictorio.
¡Amén!



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