domingo, 30 de agosto de 2015

Cree, aunque no puedas ver

Dios es capaz de sanarnos, curarnos, liberarnos, cumplir todo aquello que Él prometió capaz. Dios es capaz de darte un milagro hoy aquí.

La biblia nos habla de un hombre ciego, Bartimeo. Todos los días lo sentaban en el camino para que pidiese limosnas, pero saliendo de Jericó, venía Jesús hacia Jerusalén. Cuando él supo que venía Jesús, empezó a dar voces: “Hijo de David, ten misericordia de mí”. Tanto gritaba, más lo mandaron a callar.
Esta historia, es poderosa. Nos enseñará qué hacer para alcanzar la gloria de Dios. Si lo aplicamos a nuestra vida, recibiremos los mismos beneficios que este hombre realizó.

La biblia nos habla de un hombre que estaba desganado. Ni hombre ni medicina podía ayudar su situación. Él se venció, por su circunstancia. El pasó a vivir de su situación, esclavo de su problema. Si tú quieres ver la gloria de Dios, tú debes querer salir de esa situación. No dejes de luchar, de esperar. Hay gente a las que no le conviene sanar, porque su circunstancia le permite un bien emocional y financiero. Hay personas que no quieren ser sanadas, porque necesitan el cariño de las personas que están a su lado. Había un abuelo que cada día tenía una enfermedad distinta, su pie, brazo…porque quería la atención de sus hijos. Otras personas, como en mí país, Estados Unidos, que están enfermas, que no pueden trabajar, el gobierno los cuida, los mantiene, les da un porvenir. Muchos se aprovechan: quieren estar enfermos para recibir un cheque. Otros, no están enfermos, pero fabrican su enfermedad, para recibir la ayuda del gobierno.
Si tú quieres sanar, tú lo debes desear con todo tu corazón. Debes saber qué es lo que quieres. Este hombre lo sentaban todos los días para pedir limosnas. “ellos lo sentaban”, no llegaba solo. Quienes lo llevaban, tal vez no lo llevaban gratuitamente. El lugar era estratégico. Al mundo no le conviene que tú sanes, que seas libre, porque tú situación es una entrada económica para este mundo. Si no tuvieras problemas, la economía del mundo se va a la quiebra. Yo leía que existían curas para muchas de las enfermedades que hoy se proclaman, pero las grandes farmacias no quieren lanzar, para que las personas no sanen. Brujos, espiritistas, todos viven de tus problemas.

Tú tienes que hacer lo posible para salir de tu circunstancia. Tienes que luchar por eso. Este hombre, me imagino que escuchó hablar de Jesús. Cuando supo que él venía, o cuando le dijeron que venía, empezó a gritar, a dar voces. Es importante testimoniar, predicar. Hay de ti si ves la gloria de Dios y te quedas callado. El mundo está amarrado a sus circunstancias, problemas, que ya no tienen esperanzas.

“La fe viene por la predicación(Rm 10, 17) Tal vez no seas predicador, pero tienes un testimonio. Pero tu arma no es tu predicación, sino el testimonio que cargas, de la sanación que Él hizo en tu vida. Tu testimonio es evidencia de un Dios vivo y lleno de poder. Lo que Dios haga es para que testimonies a un Cristo que está vivo y lleno de poder. Ayudemos a las personas que están atadas.

Cuando Bartimeo supo que Jesús estaba pasando por ahí, lo supo más por lo que Jesús hacía, no tanto por lo que decía, por el testimonio de las personas que habían sido liberadas, de otros ciegos que fueron curados. El mensaje que el ciego escuchó produjo fe donde no había. Todos somos iguales, si Jesús actúo en uno, también iba a actuar en Bartimeo. Cuando la fe llega y nace en uno, rápido produce resultados extraordinarios. La fe no descansa hasta alcanzar la gloria de Dios. No puede verse estancada. Fe sin movimiento, es fe muerta. Me preguntaron, ¿cómo sabes cuándo una persona tiene fe? Le dije: mira cómo camina, cómo mira, lo que habla. De lo que abunda en el corazón habla la boca. Si de tu boca salen cosas negativas, cuestiónate lo que crees. No existe la fe estancada, fe sin obras es fe muerta

La fe desea ir en búsqueda de aquello que está creyendo. Eso que Bartimeo escuchó se convirtió en fe. Él creía que Jesús podía curarlo, y por eso insistió. Así es la fe. La fe insiste, persevera. Uno de los gritos de Bartimeo detuvo a Jesús. Jesús lo mandó a buscar. Él sacó su manto y lo arrojó. ¿Porqué mencionar el manto? Era lo que lo identificaba al ciego. Con esa capa, él recogía monedas para su situación. Todos lo identificaban por el color de su capa. Lo que hizo Bartimeo, fue arrojar su capa, dejó de identificarse como el ciego antes de recibir su sanación. Marcos 11, 24:“Todo lo que pidas en la oración, creyendo que ya tienes, es lo que Él te concederá”. Aquel hombre sabía que Jesús lo iba a sanar.

El secreto no está en que Dios lo puede hacer, sino que Dios lo hará. El hombre estaba ciego, pero estaba seguro de que Jesús lo sanaría.

Bartimeo sanó por varias cosas: estaba en el lugar correcto: donde iba a pasar Jesús. Dios escogió a Canción Nueva para que Jesús se paseara por aquí, por estas páginas. Él sanó porque decidió creer en Jesús, creyó que Jesús lo iba sanar.
Si crees en la oración, verás la gloria de Dios.

Prédica de Neil Velez
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