Señor y Dios de las Misericordias,
¡Qué bueno es levantarme sabiendo que me esperan posibilidades!
Posibilidades de encuentro Contigo,
de salir adelante con Tu gracia,
de crecimiento, de sanación.
Aunque mis noches se esmeren en borrar las huellas de Tu paso,
no puedo olvidar quien eres.
Tú eres el eterno. Tú eres el eternamente Santo.
Todo pasa. Todo es provisorio.
Tú eres el que permanece.
Te alabo Padre Bueno.
Me maravillo por Tus obras, por Tu Generosidad,
Sumergido en la Sangre bendita de Tu Hijo
me abro a tus maravillas,
me abro a Ti.
Dame lo que necesito:
¡Dame Espíritu Santo!
Dame vida nueva en Ti
y Bendíceme en el Nombre de Tu Hijo
con el Poder de Tu Espíritu Santo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario