¡Buen día, Espíritu Santo!
Al que despierta Contigo le faltan palabras,
¡¿qué decir al íntimo entre los íntimos?!
¿Qué palabra decirte, mi Amigo entrañable?!
Acaso es posible expresarte lo que causas en mi?
Acaso es posible manifestar algo más que una sonrisa.
¡Gracias por la alegría que derrochas en mi y dibujas en mi rostro!
La que surge cuando pienso en Ti;
la que brota cuando caigo en la cuenta que estás,
que te mueves, que vives en mis profundidades,
en mis pensamientos, en mis anhelos,
en mis expectativas y desvelos.
Gracias por levantarme,
porque es desbordante Tu gracia
como grande y santo el Nombre del Hijo,
Inmenso y Misericordioso el Amor del Padre.
Amén!
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