Padre Nuestro,
Padre Santo y Misericordioso
que despiertas con Tu Espíritu lo creado,
que das vida cada mañana a Tu Obra,
derrama en este día ése, Tú Divino Espíritu sobre nosotros,
tus hijos, y refresca, rejuvenece, vuelve a darle brillo a Tu obra!
Dame Tu Espíritu Santo, Padre!
Como Bartimeo al costado del camino
hoy clamo desde el costado de la vida:
¡Ten compasión de mi!
Derrama la Gracia de Tu Espíritu y devuélvenos la vista!
Haz que veamos lo verdadero, lo justo, lo santo!
Haz que percibamos todo desde Tus pupilas!
Escucha mi corazón que te grita,
que necesitado implora un nuevo paso Tuyo por mi vida.
Haz que retome el camino,
que encuentre el sendero,
que siga el "norte verdadero",
y ¡manifiéstate con poder!
Porque, Señor... ¡Tú eres Santo!
¡Tú eres digno de Alabanza!
Me gozo en Tu Presencia y mi corazón rebosa de alegría,
mis entrañas se estremecen,
porque Tu visita, Señor,
Tu visita... no deja a nadie, no deja a nada indiferente.
Te emo, Rey!
Te amo!
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