viernes, 16 de octubre de 2015

EL SEÑOR NOS HIERE PERO NOS SANA

Dios transforma nuestros corazones, mediante la sanación, cuando nos detenemos para escucharlo

La vida de aquellos que sirvieron a Dios en la historia de la Iglesia, nos muestra que también fueron heridos. Estoy seguro que esta generación PHN (Por Hoy No Voy Más Pecar) es una generación de gente herida, de gente lastimada y eso es un proceso natural, pues desde el momento de nuestra gestación para nacer tuvimos que ser expulsados del vientre. Había llegado el tiempo y la sabiduría de la carne se manifestó en aquel momento. Tu mamá no podría mantenerte más adentro. Fue un sufrimiento para ti.

La psicología nos enseña que nosotros ya nacemos en medio del sufrimiento, fuimos expulsados de un lugar donde estábamos confortables. Solo Dios sabe todos los sufrimientos por los que pasaste en la vida.

El Señor hiere, pero nos sana y Él no pierde la oportunidad de sanarnos, de vendarnos, de protegernos. ¿Cuántos sufrimientos pasaste y necesitaste pasar para ser quien eres hoy?

El Señor nos hiere pero nos sana2

Cuando miro a una persona me pregunto: ¿Cuántas personas “caben” dentro de ella? Traes en ti, en tu inconsciente, muchas historias, muchas personas en tu corazón. Desde que fuiste expulsado del vientre de tu madre has vivido muchas historias: con tus amigos, con las personas con las que conviviste.

Nuestra identidad no queda clara de la noche a la mañana. No te despiertas sabiendo quien vas a ser o que va a funcionar. Nos lleva un tiempo descubrir quiénes somos y la pregunta más cruel que podemos enfrentar en la vida es esta: ¿Quién soy?

Si hubieras insistido en quedarte dentro del vientre de tu madre, hubieras muerto horas después. No nacemos para estar acomodados. Es maravilloso mirar a tu madre y ver que naciste de ella, tus ojos no son casualidad.

El médico de mi mamá me dijo que, cuando se quebró uno de sus huesos, era porque estaban debilitados por los ocho hijos que tuvo. En aquel tiempo no sabíamos que necesitaba reponer el calcio y fue debilitándose. Si hoy tengo huesos firmes, fue porque vinieron de ella, yo la debilité, mi madre me donó huesos, sangre, carne.

No eres alguien de casualidad, tu identidad está íntimamente ligada a alguien que sufrió por ti. Pregúntale a tu mamá los sufrimientos por los que tuvo que pasar para tenerte, para criarte. Nuestra identidad está ligada al sufrimiento de otros.

Cuántos sufrimientos vivimos en el tiempo de la escuela, bullying… Pero tuviste que enfrentarlos, porque de lo contrario otras personas hubieran prevalecido sobre ti. Y así fuiste construyendo tu historia y no tengo idea de lo que tuviste que enfrentar para ser tú mismo. Pero estoy aquí como sacerdote, para darte el sustento que necesitas para ser quien eres, para que tengas el derecho de mirar tu historia y seguir luchando.

El trabajo de Dios es nuestra vida es diario, para que naciéramos en el momento indicado, para que suframos en el momento indicado. Nada puede ser más peligroso para el ser humano que olvidarse quien es realmente, pues si sucede eso otras personas se van a sentir el derecho de hacer de tu vida lo que quieran.

Jacob robó la bendición de Esaú. Muchas veces te has desprendido de ti mismo, por causa de tu pecado, por causa de los crímenes que dejaste que cometieran contigo, por causa de la droga. Realmente es difícil salir de la droga, porque trabaja en nuestra mente y no hay nada peor que alojar al enemigo en el cerebro, pues pasa a vivir dentro de ti, escondido en tu carne y no puedes verlo.

Pablo sentía odio hacia los cristianos y solamente después de haberse quedado ciego tuvo condiciones para mirar su propia vida, para ver los errores que cometía y a los que ya se había acostumbrado a cometer. ¿Quién aquí ya se acostumbró a los errores que comete? Es porque nuestra mente pasó a trabajar a partir de los errores. Te vuelves como un adicto que no puede decidir más. Las clínicas de recuperación saben eso, necesitan arrancar del corazón, de la mente las raíces que amarran a esa persona a la droga.

Tal vez no sea una droga, puede ser un noviazgo, alguien que no sirve y no lo puedes dejar… te vuelves adicto a un amor corrompido y que ni es más amor, peor que la cocaína en tu vida. Arrancar del corazón un amor enfermo da tanto trabajo como salir de las drogas. Te vuelve adicto a un montón de cosas y te quedas distante de tu propia identidad, porque sólo es libre quien se posee.

Aquellos que no sostienen las riendas de sus propias vidas mueren antes de tiempo. No necesitas volver al vientre de tu madre como pensó Nicodemo. Nacer de nuevo es cortar con todo aquello que nos paraliza, todo aquello que nos impide vernos a nosotros mismos.
Me imagino la satisfacción de Jesús al saber que estás aquí, un manco como Jacob, porque no eres perfecto, tienes muchos defectos, pero lo importante es que estás aquí. Nadie aquí quiere saber sobre tu pasado. Aquí no trabajamos con pre conceptos, eres tú tal como eres, con tus pecados, con tu historia, es Dios quien te quiere transformar.

Dios sabe muy bien que viniste por la mitad ¡no necesitas fingir! Los que vinieron por la mitad son bienvenidos como aquello que vinieron por entero. No importa que dentro de tu mochila existan tantas cosas escondidas que te avergüenzan mostrar a los demás, ¡no importa! Es a ti, con esa mochila, a quien Dios quiere, para que te tornes el ser humano que debes ser.

¿Ya eres el hijo que podrías ser, la madre que podrías ser, el hermano, el amigo? ¿Y tu identidad? ¿Quién eres? ¿Está viviendo tus posibilidades o tus vicios? “¡Levántate pues, Dios te hace un vencedor!”

El Evangelio es esto mi gente, la prédica de un discurso amoroso, de un Dios que nos invita a abrir nuestro guardarropas y arrancar de ahí todo lo que nos esclaviza.
Nada puede doler más a los padres que ver a sus hijos elegir ambientes que los destruyen. Nuestra juventud está muriendo antes de tiempo por tener poder de decisión. Cuántas veces supiste que esa decisión te perjudicaría y avanzaste igualmente. No se puede andar por un camino que no sabemos hacia dónde lleva.

Quien mucho se cree poco se encuentra. Yo quisiera tener el don de quebrar la apariencias, de reconocer en esta multitud quienes son los más indignos, lo que más sufrieron por elecciones erradas, para poder hacer con ustedes lo mismo que hizo Jesús, de entrar en esta multitud y encontrar a aquellos que más necesitan ser encontrados, es ahí donde necesitamos llegar, no con discursos moralistas sino con nuestro amor fraterno. Llegar hasta aquellos que vinieron a este encuentro con sus antiguas mochilas, porque solo Dios sabe que los errores que cometiste fueron porque faltaron estructuras humanas para sostenerte en aquel momento.

No te engañes, los mejores amigos que tienes en esta vida son lo que te acercan a Jesús, para que Él sople en tus oídos, en tu nariz un tiempo nuevo, una vida nueva. Abre los ojos, abre los oídos para reconocer los amigo que te pueden hacer bien en esta vida, para darte cuenta cuales son las personas que te pueden hacer un hombre, una mujer victoriosa, porque es lo que Dios quiere. Dios te ama, Él entrega reinos por ti, Él quiere darte la victoria.

Padre Fabio de Melo
Sacerdote de la Diócesis de Taubaté-SP
Prédica durante el Campamento PHN 2015
fuente Canción Nueva

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