Existen situaciones que nos roban la calma interior
¿Cómo está tu interior? ¿Qué pensamientos surgen de repente en tu cabeza? ¿Cuántas veces te miras al espejo y no te reconoces?
Tal vez seas una persona agresiva, dura que hayas acabado de cometer una animalada, hablando de más, gritando u ofendiendo a alguien. En este momento, te sumerges en tu vida íntima y descubres que todo sucede por causa de tus heridas interiores. Están dentro de ti y necesitan ser sanadas.
La vida íntima, el autoconocimiento es una fuerza primitiva del espíritu, creadora de valores, intensa, capaz de alcanzar los grados más variados.
La decisión de insultar a alguien, acelerar el auto y huir o la decisión más difícil que tienes que tomar, todas pasan por tu vida interior; son decididas primero dentro de tu corazón, en los movimientos más profundos de tu alma. Es una lucha personal resolver los problemas de la vida interior.
Es un tribunal de la conciencia, que se da en nuestros pensamientos, en los cuales somos los jueces de nuestros actos y, al mismo tiempo, el abogado de defensa y acusación. En este tribunal, levantamos pruebas a favor y en contra de nosotros mismos, nos juzgamos inocentes o culpables y nos miramos a través de los lentes de nuestra auto-imagen. En ese tribunal decidimos si nuestra conciencia va a pesar o no, cuando detenemos nuestro trabajo, nos aquietamos y nos encontramos solos con nuestras actitudes y pensamientos concretos del día a día.
Aún en medio de la confusión de los ruidos que la presencia o ausencia que tu familia hace, ruidos que son escuchados en la nostalgia de un amor, en la decepción con otra persona, en el centro de la ciudad… Siempre comienza a conversar contigo mismo.
¿Qué hacer cuando tu alma no se calma?
Los jóvenes piensan en el futuro, los viejos en el pasado, la cabeza no se detiene. El alma no se aquieta, siempre queremos hacerla pensar, en tu cabeza fluyen pensamientos, a los cuales necesitas responder, satisfacer. Solamente Dios puede responder a esa alma que no se cansa de buscar algo más grande que justifique su existir.
En los momentos de soledad, la lucha personal para resolver los problemas de la vida interior vuelve a comenzar. Es el propio movimiento de Dios en nosotros. “Vengan aparte, a algún lugar desierto, y descansen un poco” (Mc 6,31). Fue Jesús el que le dijo a sus Apóstoles. ¿Cuántas veces te gustaría interrumpir ese proceso, pero no puedes? Tu cabeza no para de pensar.
“Nuestro corazón vive inquieto en la insatisfacción, hasta que no reposa en Dios” (Agustín de Hipona). Porque somos hechos para el Dios vivo y porque nuestra solo puede reposar en Él.
Me gusta la siguiente analogía: cuando un navío va a aproximarse a un muelle, el timonero tiene que ser muy preciso y usar mucha destreza para llevar el barco con seguridad al lugar indicado. No es cualquier lugar, es el lugar indicado. Para ayudar al responsable a guiar a aquel navío, evitando los peligros de las aguas, el puerto tiene una serie de luces instaladas en las aguas y en la costa, que orientan e informan a cada momento su posición. Para saber que está en la dirección correcta, libre de todos los peligros, el timonero tiene que estar siempre en una posición tal que todas las luces estén enfiladas. Cuando ve aquellas luces y ve una sola, es porque todas están alineadas. En cuanto las luces permanecen así, él sabe que el navío está recorriendo el trayecto indicado. Y siguiendo de esa forma, manteniendo siempre su dirección por medio de las luces, el barco llegará seguro, sin peligro de naufragio.
De esa misma forma, podemos alinear las luces que orientan nuestra vida para poder alcanzar un puerto seguro. ¿Vamos a alinear las luces en dirección al Señor? Haz este camino de autoconocimiento y alinea las luces en dirección al Señor. Dios bendiga tus descubrimientos.
Con mi bendición,
Monseñor Jonas Abib
Fundador de la Comunidad Canción Nueva
fuente: Portal Canción Nueva en español
No hay comentarios:
Publicar un comentario