Con confianza, presenta al Señor tu necesidad de un empleo
Foto: Daniel Mafra
El Señor nos enseña: “Vivirás del trabajo de tus manos, vivirás feliz y satisfecho”.
El Señor nos enseña: “Vivirás del trabajo de tus manos, vivirás feliz y satisfecho”.
En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. ¡Amén!
Padre querido, necesito sostenerme a mí mismo y también a mi familia. Antes de pedirte, oh Señor, como vemos en el Salmo, ya sabes que tenemos necesidad de un empleo. Sé que tu voluntad es que trabajemos, y hoy necesito de un empleo para cumplir tu voluntad.
Me encuentro desempleado y en una pésima situación financiera. Eso trae muchos aborrecimientos: Incomprensiones, conflictos, malestares, ofensas.
Padre querido, necesito sostenerme a mí mismo y también a mi familia. Antes de pedirte, oh Señor, como vemos en el Salmo, ya sabes que tenemos necesidad de un empleo. Sé que tu voluntad es que trabajemos, y hoy necesito de un empleo para cumplir tu voluntad.
Me encuentro desempleado y en una pésima situación financiera. Eso trae muchos aborrecimientos: Incomprensiones, conflictos, malestares, ofensas.
Me siento desvalorizado, sin voluntad de rezar ni de hacer otras cosas.
¡Ahora me doy cuenta cuántas veces reclamé y renegué de mi empleo, de mis jefes, colegas de trabaja y de mi salario! ¡Cuántas veces no fui ejemplar en mis funciones! Las hacia con rabia y desprecio, sin preocuparme del resultado. Hablé mal de las personas, inventé rumores, calumnié, murmuré, pero ahora me doy cuenta cuánto mal hice. Hoy me estoy arrepintiendo y pido perdón, Señor, por el mal que causé.
Quiero pedir perdón también por las falsas declaraciones, por las mentiras contadas en el atraso de los pagos, por el mal uso del salario recibido, por las veces que llevé objetos a mi casa – lo que configura un robo-, por las veces que encubrí el error de otros, perjudicando a mi empleador, por las veces en que usé mi tiempo siendo negligente y dejándome ganar por la pereza.
Perdóname Señor, no quiero ser más así.
Cuantas veces tuve la oportunidad de rezar y agradecer por mi empleo y no lo hice; preferí reclamar, me dejé dominar por el mal. Cuántas veces creí más en la envidia, en la persecución, en la macumba, en hechizos en que en la gracia y en el poder de Dios.
Hoy estoy arrepentido, Señor, y quiero liberarme de todo lo que me aprisiona y bloquea mi nuevo trabajo.
Sé que el mercado de trabajo está difícil, con pocos puestos disponibles. Pero se que Tú, Señor, me vas a conducir en mis necesidades y capacidades físicas, mentales y espirituales.
Y pido desde ya, por mis empleadores: que sus necesidades puedan ser suplidas por mi asociación con ellos. Ayúdame a ser una bendición en ese trabajo que tienes para mí.
En tu providencia, reserva para mí un puesto en el que pueda crecer, prosperar financieramente y, al mismo tiempo, desarrollar mi potencial, vivir mi vida conforme a tu voluntad.
Cuando las puertas se abran, oriéntame por cuál debo entrar. Confío en tu providencia, conduciéndome al cargo y al lugar de trabajo ideal, sabiendo que, cada día, debo vivir como trabajador de la viña del Señor, un hombre de Dios que quiere cuidar de su familia.
Desde ya te agradezco por este nuevo empleo.
¡Ahora me doy cuenta cuántas veces reclamé y renegué de mi empleo, de mis jefes, colegas de trabaja y de mi salario! ¡Cuántas veces no fui ejemplar en mis funciones! Las hacia con rabia y desprecio, sin preocuparme del resultado. Hablé mal de las personas, inventé rumores, calumnié, murmuré, pero ahora me doy cuenta cuánto mal hice. Hoy me estoy arrepintiendo y pido perdón, Señor, por el mal que causé.
Quiero pedir perdón también por las falsas declaraciones, por las mentiras contadas en el atraso de los pagos, por el mal uso del salario recibido, por las veces que llevé objetos a mi casa – lo que configura un robo-, por las veces que encubrí el error de otros, perjudicando a mi empleador, por las veces en que usé mi tiempo siendo negligente y dejándome ganar por la pereza.
Perdóname Señor, no quiero ser más así.
Cuantas veces tuve la oportunidad de rezar y agradecer por mi empleo y no lo hice; preferí reclamar, me dejé dominar por el mal. Cuántas veces creí más en la envidia, en la persecución, en la macumba, en hechizos en que en la gracia y en el poder de Dios.
Hoy estoy arrepentido, Señor, y quiero liberarme de todo lo que me aprisiona y bloquea mi nuevo trabajo.
Sé que el mercado de trabajo está difícil, con pocos puestos disponibles. Pero se que Tú, Señor, me vas a conducir en mis necesidades y capacidades físicas, mentales y espirituales.
Y pido desde ya, por mis empleadores: que sus necesidades puedan ser suplidas por mi asociación con ellos. Ayúdame a ser una bendición en ese trabajo que tienes para mí.
En tu providencia, reserva para mí un puesto en el que pueda crecer, prosperar financieramente y, al mismo tiempo, desarrollar mi potencial, vivir mi vida conforme a tu voluntad.
Cuando las puertas se abran, oriéntame por cuál debo entrar. Confío en tu providencia, conduciéndome al cargo y al lugar de trabajo ideal, sabiendo que, cada día, debo vivir como trabajador de la viña del Señor, un hombre de Dios que quiere cuidar de su familia.
Desde ya te agradezco por este nuevo empleo.
Alabado sea tu nombre para siempre.
¡Amén!
Padre Vagner Baia
Sacerdote de la Comunidad Canción Nueva
fuente Portal Canción Nueva
¡Amén!
Padre Vagner Baia
Sacerdote de la Comunidad Canción Nueva
fuente Portal Canción Nueva
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