San Ambrosio (c. 340-397), obispo de Milán y doctor de la Iglesia
Sobre Abrahán, I 67-78
“Abrahán ha visto mi día...”
Jn 8,56
“Dios dice a Abrahán: Toma tu hijo, el que amas, Isaac. Vete a la montaña y sacrifícamelo ahí en holocausto.” (Gn 22,2) Isaac es figura de Cristo que sufrirá; llega sobre un pollino...y cuando el Señor ha venido a padecer la pasión por nosotros, desató el pollino y se sentó encima... Abrahán dice a sus criados: -Volveremos con vosotros-, sin saber él que esto era una profecía... Isaac se cargó la leña, Cristo llevó la cruz. Abrahán acompañaba a su hijo; el Padre acompañaba a Cristo. Dice en efecto: “Me dejaréis solo, pero yo no estoy nunca solo, porque el Padre está siempre conmigo.” (Jn 16,32) Isaac dice a su padre: -Aquí está la leña, pero, el cordero ¿dónde está?- Son palabras proféticas, pero él no lo sabe. El Señor preparó un Cordero para el sacrificio. Abrahán también profetizó cuando dijo: -Dios proveerá para el cordero del holocausto.-...
-El ángel dice: Abrahán, Abrahán!...No pongas la mano sobre el muchacho; sé que temes a Dios, tú que no has rehusado ofrecerme a tu hijo amado.” (Rm 8,32)... Abrahán levanta los ojos y mira: he aquí que ve entre las zarzas un carnero. ¿Porqué un carnero? Es el que tiene más valor en el rebaño. Porque enredado entre las zarzas? Para dar a entender que no era una víctima de la tierra.. Nuestro cuerno, nuestra fuerza, es Cristo. (Lc 1,69) que es superior a todo hombre, como lo leemos: -Eres el más bello de los hijos de los hombres...” (Sal 44) El sólo fue levantado de la tierra y exaltado como nos lo enseña por estas palabras: “No soy de este mundo; yo soy de arriba.” (Jn 8,23) Abrahán vio mi día y se alegró. Se apareció a Abrahán, revelándole que en su cuerpo sufriría la pasión para rescatar al mundo entero. Indica el género de la pasión mostrándole al carnero colgado entre las zarzas. Este arbusto es el árbol de la cruz. Y levantado en el árbol el guía incomparable del rebaño atrae todo hacia si, para revelarse a todos.
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