Frecuentemente en nuestro primer encuentro con quienes son diferentes nos asustamos -porque son diferentes. Una persona con discapacidades no habla, o su cara de algún modo perdió su atractivo, o nos vemos enfrentados por sus incapacidades -a caminar, a hablar. La primera sensación en un encuentro es una sensación de incomodidad y hasta a veces condenatoria. ¿Por qué tomamos a la gente así? Pero después, si es que puede haber un encuentro, y si en algún lugar pueden contar su historia, mientras escuchamos descubrimos que no son diferentes a nosotros. Yo tengo capacidades, sí. Pero yo tengo un corazón que es vulnerable y ellos tienen un corazón que es vulnerable.
- Jean Vanier, Conversación inédita con estudiantes, Junio 2007
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