“El que no recoge conmigo, desparrama”
Bajo las burlas, tu Maestro no se enfada, ¿y tú te pones nervioso? Él soporta salivazos, bofetadas, latigazos, ¿y tú no puedes escuchar una palabra dura? Él acepta la cruz, una muerte deshonrosa, la tortura de los clavos, ¿y tú no aceptas cumplir los oficios menos honrosos? ¿Cómo vas a participar de su gloria (1P 5,1) si no aceptas participar de su muerte deshonrosa? Verdaderamente, resulta inútil que hayas abandonado las riquezas si no quieres tomar la cruz como él mismo lo ordenó con su palabra de verdad. “Vende lo que tienes y dáselo a los pobres” ordenó Cristo al joven y también a nosotros, “y toma tu cruz”, y “sígueme” (Mt 19,21.16,24). Has distribuido bien tus riquezas, pero sin aceptar tomar la cruz, es decir, soportar valientemente los asaltos de todas las pruebas; te has apartado del camino de la vida y separado, para tu desgracia, de tu dulce Dios y Señor.
Os ruego, hermanos, que observemos todos los mandamientos de Cristo, que por amor al Reino de los cielos, soportemos hasta la muerte las pruebas que nos asaltan, a fin de participar de la gloria de Jesús, de la vida eterna y de heredar el disfrute de los bienes indecibles en Cristo Jesús, nuestro Señor.
Simeón el Nuevo Teólogo (c. 949-1022)
monje griego
Catequesis 27
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