«Todos nosotros necesitamos convertirnos, dar un paso hacia delante y la paciencia de Dios y la misericordia nos acompañan en esto. A pesar de la esterilidad, que a veces marca nuestra existencia, Dios tiene paciencia y nos ofrece la posibilidad de cambiar y progresar en el camino del bien. Pero el retraso implorado y concedido a la espera de que el árbol dé finalmente sus frutos indica también la urgencia de la conversión. El viñador le dice al dueño: “Déjala este año” (v. 8). La posibilidad de conversión no es ilimitada; por lo tanto, es necesario aprovecharla inmediatamente; de lo contrario, se perdería para siempre. Nosotros podemos pensar en esta Cuaresma: ¿Qué debo hacer yo para acercarme más al Señor, para convertirme, para cortar con aquellas cosas que no van? “No, no esperaré a la próxima Cuaresma”. ¿Estarás vivo en la próxima Cuaresma? Pensemos cada uno de nosotros: ¿Hoy que cosa debo hacer ante esta misericordia de Dios que me espera y siempre perdona? ¿Qué debo hacer? Nosotros podemos confiar mucho en la misericordia de Dios, pero sin abusar de ella. No debemos justificar la pereza espiritual sino aumentar nuestro compromiso, de responder prontamente a esta misericordia con sinceridad de corazón»
Francisco
Ángelus 24-03-19
Viñeta: Leonan Faro
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