La vida nos enseña a vivir: las piedras que tiramos para arriba acaban cayendo sobre nuestras propias cabezas. El mirar de rabia que lanzamos sobre alguien acaba volviéndose contra nosotros mismos Aquella falta de perdón, aquella palabra agresiva que lanzamos sobre el rostro de un hermano, acaba volviéndose contra nosotros mismos. Las cosas vuelven. Como dice el propio Jesús: “Con la medida con que midan a los otros, también ustedes serán medidos”. Es la ley de la vida. Por eso es mejor ser misericordioso, como el Padre del Cielo es misericordioso, y la misericordia también se volverá en nuestro favor.
Lucas 6, 36-38
p. Joãozinho scj
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