Esta fuerza difícilmente podría hallarla el hombre, en sus penas, sin el don divino, que es consecuencia de las oraciones y las lágrimas de contrición.
Todas las aflicciones y problemas que no son soportados con paciencia, nos producen un tormento doble. Porque la paciencia disminuye el efecto aplastante de nuestros pesares. La falta de coraje es, pues, la madre del sufrimiento. Por su parte, la paciencia es la madre del consuelo y una fuerza que suele brotar de lo profundo del corazón. Pero esta fuerza difícilmente podría hallarla el hombre, en sus penas, sin el don divino, que es consecuencia de las oraciones y las lágrimas de contrición.
(Traducido de: Sf. Isaac Sirul, Cuvinte despre sfintele nevoințe, cuvântul XLVI, în Filocalia, vol. X, p. 246)
fuente Doxologia
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