Mientras más crecen nuestras aflicciones, menos son nuestros pecados, porque las tribulaciones matan la dulzura de las pasiones, mientras que la holgura las alimenta y las hace crecer.
Quien rechaza las aflicciones y cargas, es forzado a amar el pecado. Porque sin aflicciones no podemos apartarnos de los aduladores impulsos de la mente. Y es que, mientras más crecen nuestras aflicciones, menos son nuestros pecados, porque las tribulaciones matan la dulzura de las pasiones, mientras que la holgura las alimenta y las hace crecer.
Luego, es evidente que Dios y los ángeles prefieren nuestras estrecheces, mientras que el demonio y sus huestes se alegran de nuestra bonanza .
(Traducido de: Sf. Isaac Sirul, Cuvinte despre sfintele nevoinţe, cuvântul XXVII, în Filocalia, vol. X, p. 153)
Fuente: Doxologia
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