Los Santos Ángeles Custodios
Si no cambian y no se hacen como los niños, no entrarán en el Reino de los cielos. (Mateo 18, 3)
Es curioso que el Señor considere “grandes” en su Reino a los que son como niños. La esencia de ser como niños frente a Dios es depender totalmente de él, de manera que cuando Jesús nos invita a hacernos como niños para entrar en el Reino de Dios, nos está diciendo que solamente entrarán allí los de corazón puro y humilde.
El que es como niño reconoce que no puede exigirle nada a Dios, por el contrario, confía que el Padre le concederá lo que necesite, y no considera que tiene que ganarse el favor de Dios, porque cree que el Señor le ha dado libremente a su Hijo para que lo redima de sus pecados y lo lleve por el camino que lleva a la presencia del Padre.
En este mundo, que exalta los logros personales y la autosuficiencia, la noción de depender absolutamente de Dios es muy difícil de aceptar. ¿Cómo podemos ser como niños pequeños después de tantos años de luchar por salir adelante sin más ayuda que la capacidad y los talentos propios?
La respuesta está en entender el amor de Dios. Jesús salió a rescatarnos, como a la oveja perdida, para llevarnos de regreso al Padre, y en la medida en que logremos comprender la naturaleza de este tipo de amor, poco a poco aprenderemos a confiar en él. Abandonarse en manos de Dios, como un niño en brazos de su padre o su madre, es una reacción natural cuando uno llega a experimentar el amor de Dios, que siempre es completa y absolutamente bondadoso y digno de confianza.
Hermano, continúa buscando al Señor y pídele que te demuestre su amor; no tengas temor de hacerle preguntas ni de contarle los problemas que a veces te hacen difícil confiar en su bondad. Mientras mayor sea el tiempo que pases en la presencia de Jesús, orando y meditando en su palabra, más te convencerá el Espíritu Santo del amor del Señor y más fácil será para ti tener la confianza de un niño.
“Gracias, Jesús, mi Pastor y Salvador, por salir a buscarme cuando yo estaba extraviado; gracias por enseñarme a confiar siempre en ti y saber que tú provees para todas mis necesidades conforme a las inagotables riquezas de tu gloria.”Zacarías 8, 1-8
Salmo 102(101), 16-23. 29
fuente: Devocionario católico la palabra con nosotros
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