lunes, 2 de octubre de 2017

COMPRENDIENDO LA PALABRA 021017

Orígenes (c. 185-253), presbítero y teólogo 
Homilías sobre Ezequiel I, 7
«Sus ejércitos, servidores de sus deseos» (sl 102,21)

      Los ángeles descienden a los que tiene que salvar. «Los ángeles subían y bajaban sobre el Hijo del hombre» (Jn 1,15); y «se le acercaban y le servían» (Mt 4,11). Ahora bien, los ángeles descendían porque Cristo había descendido el primero; temían descender antes de que se lo ordenara el Señor  de la fuerzas celestes y de todas las cosas (Col 1,16). Pero cuando han visto al Príncipe de los ejércitos celestiales permanecer sobre la tierra, entonces, a través de este camino abierto por Él, han seguido a su Señor, obedientes a la voluntad de aquél que los puso como guardines de todos los que creen en su nombre.

      Tú mismo,  ayer, estabas bajo la dependencia  del demonio, hoy, estás bajo la de un ángel. «Estad atentos, dice el Señor, para no menospreciar a ninguno de estos pequeños» que están en la Iglesia, «porque, en verdad os lo digo, sus propios ángeles ven constantemente el rostro de mi Padre que está en los cielos». Los ángeles están consagrados  a tu salvación, y se dedican al servicio del Hijo de Dios y dicen entre ellos : « Si Él ha descendido tomando un cuerpo, si se ha  revestido de una carne mortal, si ha soportado la cruz, si ha muerto por todos  los hombres ¿por qué descansar, por qué ahorrarnos trabajo? ¡Vayamos, ángeles  todos, descendamos del cielo!» Por eso cuando Cristo nació había «una multitud de los ejércitos celestiales alabando y glorificando a Dios» (Lc 2,13).

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