Conocemos todo tipo de personas y muy diversas en todo el mundo. Solamente en lo físico hay una enorme diversidad. Distintas facciones, color de piel, estatura, contextura, etc. También encontramos esta riqueza en la manera de ser, de estar y de proceder que tienen las personas en el mundo, muchas veces marcada por la propia cultura. ¿Cuál es tu manera de vivir y cuál tu estilo de vida?
Dentro de esta enorme diversidad encontramos a personas que tienen esa maravillosa cualidad de animar y alentar a otros. Son personas que parecen llevar en su interior un don particular. Saben confortar en la dificultad y, sobre todo, ven el lado bueno de las cosas como si tuvieran una visión particular para ello. Estas personas tienen «luz propia», luz que les permite valorar los hechos con esperanza. Es curioso, pero parece que siempre se ubican en un lugar distinto al que uno elige para mirar los hechos y comprenderlos. Siempre nos aportan una perspectiva nueva. Estas personas eligieron transitar por una vereda particular en su vida. ¿Cuál es esa? Se sitúan siempre de lado de la confianza en Dios.
También, y hay que confesarlo abiertamente, hay personas que con sus maneras de ser y estilos de vida, cargan de tristeza, ansiedad y temor a los demás. Es difícil estar con personas así. Parece que se niegan a ver lo bueno que existe. Están ciegas para ver las oportunidades en los acontecimientos, el destello de luz divina que hay en las personas y en las cosas. Han llenado sus vidas de un pragmatismo hostil que asfixia. Son personas que se han entrenado en el “arte de la crítica mordaz y abortiva”. No generan nunca nada. No dan vida a nada. No dejan que el sol salga, que la belleza se asome al alma, ni que la alegría tenga espacio en sus corazones. Son personas que parecen haber hecho alianza con la parte más oscura del corazón humano.
La Virgen María eligió ponerse del lado de la confianza en Dios. Aquel dolor, al ver a Jesús crucificado, no doblegó su fe ni su esperanza. Todos dejamos huellas en los demás con nuestras actitudes, y María, es ejemplo de esperar contra toda esperanza, de confiar en Dios aun en medio del dolor y la tragedia.
Aunque nos cueste creer, que nuestros pasos marcan el rumbo de los que vienen detrás. Somos, por decirlo de alguna manera, en parte responsables de la manera de ser y estilo de vida que elijan los demás. Nosotros podemos ser parte de un mundo mejor o colaborar a su ruina. ¿De qué lado quieres estar?
Javier Rojas, SJ
Director Regional de la Red Mundial de Oración del Papa
Argentina-Uruguay-Paraguay
fuente Click To Pray
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