¡Buen día, Espíritu Santo!
Al comenzar el día hago mías las palabras del salmista:
¡Despliega Tu Poder, oh Dios mío,
poder que actúa en favor nuestro!
¡Ven a visitarnos con Tu gracia siempre nueva, siempre fresca!
¡Ven a darnos la vida en abundancia que nos fuera prometida!
¡Ven y mueve, zarandea, nuestras estructuras caducas!
Tú eres lo estable, lo eterno, lo Santo!
Tú eres el Siempre Nuevo!
Por eso, permanece!
Tú eres nuestra garantía, nuestro defensor,
nuestra esperanza!
Nos abrimos a tu voz...
¿Qué podemos hacer juntos hoy?
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