miércoles, 11 de marzo de 2015

RESONAR DE LA PALABRA 12 MAR 2015



Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,14-23):

En aquel tiempo, Jesús estaba echando un demonio que era mudo y, apenas salió el demonio, habló el mudo. La multitud se quedó admirada, pero algunos de ellos dijeron: «Si echa los demonios es por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios.» Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo en el cielo.
Él, leyendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino en guerra civil va a la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino? Vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú; y, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros. Pero, si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín. El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama.»
Palabra del Señor


Comentario al Evangelio
Por Fernando Torres Pérez, cmf para Ciudad Redonda


Al leer este Evangelio me ha venido a la mente de inmediato aquella frase de un santo padre, san Ireneo: “La gloria de Dios es que el hombre viva”. Porque en definitiva esa es la prueba que les pone Jesús a los que le critican. ¿Cómo es posible que digan que libera los demonios por el arte de Belcebú, el príncipe de los demonios, cuando él se dedica a hacer el bien a las personas que sufren? Porque el demonio no quiere el bien de las personas sino su mal. Por eso Jesús no puede ser su mensajero. Jesús, está claro, es el mensajero de Dios, de su amor misericordioso para con sus hijos e hijas.

Y hay un corolario que el evangelista ha puesto al final de las palabras de Jesús: “El que no está conmigo está contra mí”. Que lo podemos traducir así: “El que no está entregado al servicio de las personas, de su bien, especialmente de los que más sufren, está contra mí”. Nosotros le podemos dar la vuelta a la frase y también será verdad: “El que está entregado al bien de las personas, especialmente de los que más sufren, está conmigo”.

Eso nos abre a los cristianos un campo enorme de colaboración con todos los que, de una manera o de otra, están trabajando al servicio de las personas. Hay infinidad de asociaciones, grupos, organizaciones del más diverso tipo. A veces llevan el apellido cristiano y otras no. A veces son de otras religiones. A veces... Lo importante en cualquier caso es que están formadas por personas de buena voluntad y están poniendo su empeño en mejorar la situación de los que sufren y ayudar a las personas en sus dificultades. ¿Por qué no vamos a colaborar con ellos? Los nuestros no son sólo los que van a misa, a nuestra misa, los domingos. Los nuestros, en palabras de Jesús, son todos los que están con él en ese dar la vida por la salvación de muchos. Porque todos ellos están animados por el mismo espíritu, el Espíritu de Jesús. ¿O vamos a pensar que el Espíritu está recluido entre las cuatro paredes de nuestra Iglesia y de nuestra forma de pensar? El Espíritu de Jesús es libre, salta por encima de barreras, ideologías, credos y razas. Y siempre persigue su último objetivo: que el hombre viva. Porque la vida del hombre es la verdadera y auténtica gloria de Dios.

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