martes, 14 de julio de 2015

APÓSTOLES CANSADOS

Apóstoles Cansados, prédica de Monseñor Jonas Abib en Cachoeira Paulista, 19/09/04

Evangelio de San Marcos 6, 30.
“Los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. El les dijo: «Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco». Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer”.
Era la primera vez que Jesús hizo eso, los apostoles eran novatos y Jesús los lanzó al agua, ellos fueron, sucedieron maravillas, tanto asi que volvieron entusiasmados contando para Jesús todo lo que habían hecho. Fue cuando Jesús los llamó ‘a descansar un poco’. Eso es lo que el Señor pone en mi corazón. Cuando estamos cansados, con lo que hoy definimos como ‘estrés’, el desánimo también entra, es impresionante! Cansancio, estrés, y desánimo son co-habitantes, uno jala al otro. Parece que la misma tentación aprovecha ese momento para venir encima de la persona para desanimarla porque en el fondo eso es lo que el enemigo quiere.

Hablo contigo, tú como los apóstoles te entregaste, coordinas, asumes trabajos, eres coordinador de grupo de oración o comunidad, o estás al frente de algún ministerio, y todos son muy desgastantes. No es solo un cansancio físico, sino psicológico y espiritual porque al interceder entramos en batalla espiritual. No lo percibes pero hay un desgaste profundo porque en el mundo espiritual estamos en un combate constante contra las potencias del mal. La persona se estresa por causa del apostolado, no por algo malo, hiciste lo que era necesario. Solo que el enemigo no quiere que continúes tu ministerio, no quiere que prediques, que ores, que ejerzas tu ministerio.

Estoy revelándote la ‘trama’. Esa fatiga, ese desgaste te provoca estrés, en ese momento el enemigo viene con el desánimo . El es traicionero, cobarde, viene directamente a tu vida, y te encuentra sin defensas. Así como cuando nuestra inmunidad está baja, cualquier virus o bacteria nos enferma, el enemigo percibe nuestro desgaste, que estamos estresados por el trabajo apostólico y traicioneramente viene y trae el virus del desánimo. Mira que interesante, la tristeza y el desánimo llegan a tí, después de haberte ‘gastado’ por el Señor.
¿Te identificas con eso?

No sabíamos que la trama del enemigo era así de sucia y cobarde pero es así que él actúa. Y esto no solo lo sientes en ti, lo puedes sentir también en tus compañeros de trabajo. Y cuando solo lo percibimos en los otros y no en nosotros mismos, es cuando caemos más fácil en el desánimo, ciegamente. Pensamos que ese cansancio es nuestro, encontramos motivos y razones, y nos entregamos al desánimo.
Jesús insiste que no nos entreguemos a la tristeza, por más que la sintamos, no nos podemos entregar a ella; de la misma forma como no nos podemos entregar a una enfermedad.

Por eso, oremos:
Señor, tú estás abriendo mi visión y mi cabeza, haciéndome entender la trampa donde caí. El enemigo me hizo caer en su trampa, yo me cansé por ti Señor, yo me fatigué por ti. Me extenué por ti por tu evangelio, por tu pueblo, no fue por mi. Puede ser que exageré pero era por ti, tu lo sabes.. eres testigo. Y porque me estresé, ahora entiendo que el enemigo entró con el desánimo…. Ahora que sé que no me puedo entregar, estoy renunciando a ese desánimo. Reconozco que frente a ese desánimo, soy impotente y por eso, lo que hago es renunciar a él, no me pertenece, vino del enemigo. 

Tú mismo puedes en este momento mencionar las situaciones de desánimo, renuncia a ellas, a ese abatimiento, a ese cansancio interior. Renuncio. Y ahora me coloco en posición de combate, claro solo tú Señor eres el vencedor. Ven Señor y asóciate a mí, únete a mi y yo me uno a ti para que Tu venzas ese desánimo, para que tu expulses la tentación y el tentador. Ese desanimo tiene nombre, es un ángel de las tinieblas, es un principado, es un espíritu maligno y yo estoy renunciando al desánimo y a su causador. 
Llénanos con tu espíritu Santo, no permitas que ese espacio se quede vacío, fortalécenos con la fuerza de tu espíritu. 

Y si estás llorando, tengo la seguridad de que es el mismo Jesús que está llorando por tu situación. Especialmente si tienes una posición , un cargo con personas, una responsabilidad económica.. Jesús está lleno de misericordia viendo tu situación. El te está diciendo: ‘ven a un lugar desierto para descansar un poco’.


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