Tanto las palabras como los silencios, están relacionados con nuestros pensamientos, pero más profundamente con nuestro corazón. Dice la Biblia en Proverbios 23:7 “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él” o dicho en otras palabras: somos lo que pensamos. Jesús enseña en Mateo 15:19: “Porque del corazón salen los malos pensamientos”, y los buenos también ¿no? Por eso debemos examinar nuestros pensamientos y hacerlos pasar por el filtro de Filipenses 4:8, que nos dice que : “todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”. Y renovar constantemente nuestra mente y nuestro corazón con la Palabra de Dios, porque como le dijo Dios a Josué : “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley (La Biblia), sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien” Josue 1:8.
En lo que fracasamos, o por lo menos en lo que yo fracaso, es en meditar día y noche en la Palabra de Dios. Porque es esa comunión intima con Dios en oración, y es a través de la sabiduría que nos da su Palabra, que vamos a adquirir la madurez y el entendimiento necesario para saber discernir cual es el momento más apropiado para hablar o para callar.
by Celia Casalengua
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