¡Buen día, Espíritu Santo!
Tú eres lo más precioso en el horizonte de mi día,
Tú eres el más esperado,
el más aguardado,
Aquel sin el cual no puedo ser.
Porque en Tí están hundidas mis raíces,
de Ti se nutre mi vida,
en Ti se encuentra la Fuente,
en Ti se encuentra el Poder.
Ven al despertar el día a darme claridades.
Ven a darme entendimiento y sabiduría,
Dame lucidez y voluntad firme,
para ser y vivir responsablemente.
Cíñeme con la armadura de Tu Gracia.
Dame el estar vigilante, atento y despierto,
para no ser un sonámbulo de la vida,
para que nadie ni nada pase a mi alrededor
sin darme cuenta que Tú estás presente.
Amén.
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