Padre y Señor,
en Tus Brazos hemos tenido el descanso,
en Tus Brazos queremos permanecer!
Porque sólo en Ti encontramos sostén.
Porque sólo en Ti descansa nuestra seguridad,
Sólo de Ti procede la Gracia,
Sólo de Ti toda Salvación.
En Tus Brazos seguros se restauran nuestras vidas;
en Tus Brazos maternales se cicatrizan las heridas;
Es en Tí que buscamos madurez y crecimiento;
y aún en nuestra adultez,
no como quien huye, ni busca escapatoria,
queremos permanecer,
porque el corazón de hijo necesita siempre el abrigo de Padre.
Danos Tu Espíritu Santo,
Danos ése, Tu mismo Aliento, que levanta y da movilidad
a lo entumecido, a lo paralizado.
Y derrama Tu Paz, Tu Consuelo y Tu Bondad.
Por los méritos de la Pasión de Tu Hijo,
seamos hoy y siempre Bendecidos.
Amén!
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