Día tres Novena de Navidad.
Con Jesús por la mañana.
“El trabajo humano no vale tanto por su resultado, sino porque lo realiza un hijo de Dios dentro del plan providencial de la salvación… Nuestro valor radica, por una parte, en lo que Cristo puede hacer con quien se pone en sus manos, y por otra, en que Cristo no quiere actuar sin la cooperación humana” (San Alberto Hurtado). ¿Agradeces el trabajo de los demás o sólo exiges cuando no cubre tus expectativas? Agradece el trabajo de tus hermanos y ayúdalos, especialmente si fueran personas mayores. Ofrece el día por la intención del Papa.
Con Jesús por la tarde.
“Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo” (Mt 1, 20). Aprende a recibir, acepta lo que cada persona puede dar y ten paciencia con la realidad cuando no te guste. Repite con el corazón “gracias Señor por lo que hoy me das” mientras sigues poniendo en práctica el propósito de la mañana.
Con Jesús por la noche.
Explora tu interioridad. Agradece el día que termina. ¿Qué sentimientos estuvieron presentes durante el día? ¿Qué temores tienes? ¿Cuáles son las situaciones que te hicieron feliz? ¿Cómo has cuidado de aquello que te hizo feliz?
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