San Juan Apóstol Evangelista.
Con Jesús por la mañana.
“Nuestra afectividad necesita relaciones hondas. Por supuesto, la primera relación a la que hay que dar tiempo de calidad, no las sobras cansadas de nuestro día asaltado por un ritmo frenético, es al encuentro explícito con Dios en la oración, para que podamos vivir todo el día en el sabor de ese encuentro. Las amistades humanas profundas y duraderas le dan al corazón raíces para alimentar su consistencia” (Benjamín González Buelta sj). ¿Dedicas tiempo al encuentro con Dios? ¿Cuidas del tiempo con amigos? Concreta un propósito para estos encuentros y ofrécelos por la intención del Papa.
Con Jesús por la tarde.
“Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto. Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro” (Jn 20, 2-3). María Magdalena busca en el sepulcro y el vacío la desconcierta. ¿Dónde buscas a Dios en este tiempo de Navidad? Si quieres encontrarte con Jesús busca donde hay vida en ti y en tus hermanos. Dile al Señor: “Hoy escojo la vida”.
Con Jesús por la noche.
Vuelve a la calma. Detente un momento, deja que Dios te encuentre. ¿Con qué sentimientos iniciaste el día? ¿Cómo continuó? ¿Cómo te sientes ahora? ¿Hubo algo que te hubiera gustado que fuera diferente? Recoge el momento de mayor plenitud del día, reposa en él y disponte a iniciar una nueva jornada.
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