La gran gracia de la vida es reconocer dónde está el pecado y buscar con sinceridad el perdón de Dios
" qué es más fácil decir: " tus pecados son perdonados o decir: " Levántate y camina Sí, para que sepáis que el hijo del hombre tiene en la tierra el poder de perdonar los pecados - dijo al paralítico - te digo: Levántate, toma tu camilla y vete a casa " (Lucas 5, 23-24).
Jesús está curando a ese paralítico que fue a su encuentro, llevado por esos hombres, con eso demuestra que: la grandeza de Dios entre nosotros, borra, perdona y justifica su presencia entre nosotros.
Tal vez no somos conscientes de lo que el pecado realiza en nosotros, la forma en que el pecado paraliza nuestra vida, la sociedad y la humanidad.
Todos los avances tecnológicos que admiramos y percibimos en nuestro medio, no tienen proporción con la parálisis, con el letargo que se apodera de nuestras relaciones humanas debido al pecado.
Si queremos avanzar en la fe, si queremos avanzar como personas humanas, si queremos salir de la parálisis que a menudo se encuentra en nuestra vida, hay que buscar con sinceridad de corazón, el perdón de nuestros pecados.
¿Cómo se busca con sinceridad el perdón de los pecados? Reconociéndonos pecadores, reconociendo los pecados propiamente dichos en nuestra vida, reconocer dónde pecamos, donde fallamos, incluso, reconocer el mal que el pecado realiza no sólo en nosotros, sino en la vida, en la sociedad, en nuestras relaciones humanas, el mal que El pecado causa en nuestra propia casa, en nuestra familia.
Dios no nos quiere paralizados, no nos quiere paralíticos. Vino a levantarnos de lo que el pecado nos hizo sucumbir, él vino a levantarnos del polvo, de la indigencia y vino a ponernos de pie.
Dios nos quiere caminando y construyendo el reino de Dios, pero si no tomamos en serio las consecuencias drásticas que realiza en nuestra vida, nuestra parálisis sólo crece, las cosas dentro de nosotros se engordan. Guardamos tantas cosas viejas y arruinadas que no sirven para nada dentro de nosotros. El corazón y la mente pesan también. Y a menudo queremos tomar medicamentos, resolver el problema de una manera u otra, pero la gran gracia de la vida es reconocer dónde está el pecado y buscar con sinceridad el perdón de Dios.
Levántate y camina, porque Dios nos quiere de pie.
Dios te bendiga!
p. Roger Araujo
Adaptación del original en portugues
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